jueves, 20 de junio de 2013

Los misterios de la música de Rita Indiana

La revelación


Era una de esas frescas mañanas invernales en La Paz, estaba yo en la cocina; buscando como amenizar el desayuno había puesto un video de Xiomara Fortuna, de ahí, en las sugerencias del Youtube se desplegó Da pa lo do... pa eso sirve bien el broadcast yourself, para conocer cosas nuevas.
    Rita Indiana me asombró tanto como antes lo hicieran Lila Downs, con su sonido a la vez espiritual y moderno en Tree of life, como Chichi Peralta en su Pa otro la'o con su ritmo y arreglos fuera de convención, o como la voz de tierra y cielo de la misma Xiomara, en Kumbajei y Balbuceos. Es una impresión distinta a la que provocan Buddy Rich, Celia Cruz, Michel Camilo, Tito Puente o Frank Rosolino, ellos son campeones en disciplinas olímpicas; en cambio, Lila, Rita, Chichí o Xiomara se desenvuelven en sus propias clases, con sus propios ritmos.
   En cuanto a taxonomía musical, lo de Rita es un merengue-urbano-lounge con orillitas de electrónica. Ha creado un sonido muy relajado tomando como base la güira y la tambora y sus letras recrean el habla popular dominicana. Una buena parte de su proyecto es el lado visual, siempre vestida y maquillada como en una pasarela, con dos intrépidos bailarines como alfiles, Rita sale como una reina. El símbolo de su grupo, Los Misterios, es una evidente recreación de un vévé de la religión vudú haitiana.

Un recorrido por sus canciones:

    Da pa lo do, la primer canción que escuché de ella, es un tema de conciliación de la historia de los dos pueblos que comparten una isla en el Caribe: República Dominicana y Haiti; su narrativa, paralela, la hace a través de la historia de dos hermanos que no tienen mamá y que son cuidados por el papá, quien es -naturalmente- pobre. La letra y el tono son en verdad profundos y sentimentales. El video, excelentemente realizado, de la canción muestra a un mulato y a un negro que dejan sus armas para darse un abrazo, mientras Rita sale vestida como una virgen, paseando en una motocicleta. El mensaje del conflicto de las dos patrias -y para cualesquiera otras dos patrias- destaca entre los que he escuchado, por lo sencillo, que lo hace a la vez tan honesto y real: quizá es poco lo que hay, pero alcanza para los dos.

Video: Da pa lo do, Rita Indiana.

   Pásame a bucá es una canción sobre una aguerrida cenicienta dominicana que trabaja en una casa en Puerto Rico, donde las 4 hijas de los patrones le dan guerra y la maltratan, pero «cuando lo papá no miran yo le doy macana». Esta canción es más una catarsis, por lo dura que es la vida en un lugar donde se es despreciado: «cuando salgo de esa casa, la sangre me hierve y en mi corazón yo tengo un 11 de septiembre». Después de la jornada, nuestra cenicienta busca pasear, divertirse, gozar. Entonces pide que la pasen a bucá.

    La sofi es un obstinato, casi un haikú. Con esta me identifico mucho, porque transmite puro el deleite por la música -la música en sí misma... y también lo frecuente que se vuelve que a uno lo censuren por eso: los muchachos/ mi familia/ los fanistas «no me dejan». En su lista quiere poner discos de Daniel Santos, la Sofi, La Fania, Iron Maiden, la Lupe... (¡mucho boricua en la lista!). Ahí me la imagino con unos vinilazos recién comprados de segunda mano.
    Un tema romántico, Flores de fuego, es a veces cumbia y a veces merengue, su letra va jugando con las métricas, todo el tiempo. «dame tu mano es la sombra de un sol que sabe a maní, toma la mía es testigo del pozo que cavé por ti».
    Esas son mis favoritas, las que más me han impactado, de esta mujer tan compleja que escribe novelas (Papi) y cuentos (Ciencia succión)(que desafortunadamente no venden en e-book), así como hace música fresca y novedosa, reconociendo su herencia, como una alta higuera que muestra sus raíces.
   

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martes, 28 de mayo de 2013

La Cumbia a través de Latinoamérica

Seguimos con la geografía y la música, aquí presentando esta versión preliminar del mapa de las regiones donde se ha asentado y aclimatado la cumbia, el género músical más extendido por el continente americano -además de ser, junto con el merengue, los dos géneros plenamente vivos de mayor antigüedad (>150 años).
    Para obtener la mayor precisión geográfica, en los países donde existe más de un tipo de Cumbia, se usaron los shps de las divisiones políticas por departamento/provincia/estado. Aquí está, la primer aportación de su servidor al Wikipedia.
«Se podría hacer un mapa especial para mostrar los extensos
dominios de la cumbia». Delia Zapata Olivella, 1962
    Como un género con importante aportación de las raíces indígenas, su distribución es mayor en los países con máyor población de estas etnias, siendo ausente en el Caribe, donde los indígenas caribes desaparecieron completamente y los taínos apenas forman comunidades muy pequeñas.
   Para la Cumbia de Colombia se utilizó la terminología empleada en la misma Wikipedia.
   Las variedades de Cumbia se distinguen sobre todo por su instrumentación,  v.g. la Chicha y la Santafesina casi no utilizan voz; la Tropical mexicana utiliza congas, timbal y teclados mientras la colombiana usa la caja, llamador y acordeón; el formato de cumbia andina utiliza quenas, sampoñas y charangos. 



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miércoles, 17 de abril de 2013

La tierra del sabor: la escena de la música tropical en Veracruz


Eran los ochentas, en los pueblos de una sola calle que quedan en las carreteras hacia las grandes ciudades. Ahí se conformó la Cumbia del Sureste, la música tropical, la Chunchaca. Impresa en vinilos de 45 y 33 rpm. Era el soundtrack en los camiones y en las fiestas celebradas al rededor de barbacoas, bajo lonas azules o láminas de asbesto. Era la magia de los bailes, los solos de saxofón, el aroma de la caña quemada, las pintas de colores...
Usando los sheipifails* del INEGI elaboramos este mapa, donde podemos contemplar la magnitud del movimiento, así como su extensión por el territorio veracruzano. Solo figuran los grupos de los que logramos encontrar un vinil; quedaron de lado varios que, a pesar de contar con discos, no pudimos cerciorarnos de su origen jarocho con precisión.


Agradezco la colaboración del DJ Plata's Selectah, por su contribución para la elaboración del mapa y el acceso a su archivo, la memoria discográfica del Golfo.


Click para agrandar.

Una etiqueta de un 45 de Los Caracoles.

Los Siete Latinos, de Catemaco, Ver.

La producción del Área 5 para Discos GAS.
*sheipifail: formato shapefile, (extensión .shp).

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martes, 26 de marzo de 2013

¿Cómo se llama aquí? sobre la toponimia mexicana




"Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre"
Juan Rulfo, Pedro Páramo
A diferencia de los nombres de las cosas, que atrapan para uno las esencias y los arquetipos que nos servirán para toda iteración -de un lobo a todos los lobos, los nombres de los lugares parecen segundos nombres propios (dejemos a da Vinci o von Rotterdam), son palabras que suelen replicar a los habitantes que las escogieron (en oposición al nombre de pila), que transmiten su forma de ver al universo, su cosmogonía -como México significa "en el ombligo de la luna" y nos transmite a una raza de leyendas y poesía, y esto así sean nombres cómicos o ingeniosos, nos dicen algo de los antiguos pobladores y de la historia.
Aquí se llama Cinco Palos
   Aquí mismo, en México tenemos algo así como una lotería de nombres que a todo el mundo sorprende. Por eso me puse a navegar por las 199,391 localidades que están en la base de datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) en la versión del año 2000, aprovechando las bondades de las consultas SQL, buscando topónimos que me resultaran interesantes. Aquí están los resultados de la exploración:

   La adoración por el terruño se manifiesta en nombres como El Cielo, del cual hay franquicias en todos los estados, además de las variaciones celestes como Boca del Cielo, Cumbre del Cielo, Cielo Paraíso... Uno curioso es El Paraíso del Oso, en Urique, Chih. Por el contrario, en el país hay la casi Dantesca cantidad de ocho poblaciones llamadas El Infierno, así como dos Rancho El Infierno, una Joya del Infierno y un poblado registrado como Los Ángeles del Infierno. Por otra parte, el componente topónimo del Diablo es muy popular para nombres de rasgos hidro y orográficos, así como carreteros: Balcón, Arroyo, Cañada, Cañón, Corral, Curva, Rincón, Espinazo, Loma, Mesa, Retorno... todos Del Diablo, por todo el territorio. Hay dos asentamientos enigmáticos llamados Pobre Diablo, pareciera que fue alguien del poblado vecino el que les dio el nombre.

    Algunas poblaciones tienen nombres inspirados en la literatura: hay en el país seis Macondo, en donde presumiblemente no queda nadie de la dinastía Buendía: en San José Chiapa, Puebla;  en Tierra Blanca, Veracruz; en La Trinitaria, y Villaflores Chiapas; el más grande de todos en Villa Corzo, también Chiapas, con 42 habs; así como en los municipios neoleoninos de Cadereyta y Mina. Si muy probablemente los Macondo deben su nombre a García Márquez, quizá no se puedan trazar relaciones con Onetti en las docenas de Santa Marías dispersas por México. Tenemos también a El Quijote en Coahuila y Suave Patria en Zacatecas. Además del Comala que sirvió de inspiración a Rulfo, en Colima, hay otros en Oaxaca, Puebla, Hidalgo, Jalisco y Michoacán. En Colima además hay un Chandiablo, que tiene un nombre muy Rulfesco, o quizá Zepediano.

    Entre nombres de criaturas míticas tenemos El Vampiro, (Casas, Tam.); El Chupacabras, (Balancán, Tab.); El Chaneque, (Suchiate, Chis.; Zirándaro, Gro, y Santiago Tuxtla, Ver). La Llorona hay en seis estados.

    En los 18.3° Latitud Norte, 89.45° Longitud Oeste, hay una sucursal del Polo Norte, Municipio de Calakmul, en Campeche, el estado que visitó Lemuel Gulliver.

    Nombres con poca elegancia -esperemos que no afecte al turismo- tenemos Cerro La Basura y Plan de Basura, (Mazatlán y Huautla, Oax.), además de San Antonio de Las Basuras, en Durango, Dgo. Otros, regados por todo el territorio mexicano, son Isla de los Puercos, Laguna del Puerco, Mata Puerco, Ojo Puerco, Peje Puerco, Arroyo Puerco, Cerrito de los Puercos, Chiquero de los Puercos,

    39 habitantes viven en La Porquería, Mpio. de Degollado, Jalisco.

    De nombres que uno no diría en público están El Chingadazo, (Buenavista, Mich); La Chingada, (Perote, Ver); Chinguerito, (Chilpancingo, Gro.); los pobladores tuvieron a bien ponerle Las Pompas a distintos asentamientos en Guanajuato, Chihuahua, Michoacán y Jalisco. En Mezquital, Dgo. y La Yesca, Nay. pueden visitar Las Chichis.

¿Y aquí, cómo se llama?

   A esta pregunta, los pobladores de varias localidades darán respuestas confusas, que harán forzosa la repetición de la pregunta y la respuesta, entre ellas:
104 personas viven en Quién Sabe, Mpio de Tapachula, Chiapas (cómo habrán hecho los lugareños para dar a entender a los del INEGI que ese era el nombre del lugar, y no que lo ignoraban)
A Dónde es una localidad de La Paz, BCS.
Si los mandan A La Vuelta, puede que los manden a la localidad que se encuentra en el Mpio. Teolocholco, Tlax.
Más allá de las calles sin nombre de Willie Colón, la localidad Sin Nombre tiene 14 habitantes en Casas Grandes, Chih. Y la Innominada alberga a 16 personas en Tapachula, Chis.
Para perderse, El Laberinto hay en 9 estados.

Hay quien vive en El Muerto, Urique, Chih.

    En el INEGI también apuntan los nombres alternativos entre paréntesis, unos muy curiosos, por la contradicción con el principal, son: La Florida (Charco Puerco) en Mazatlán, Linda Vista (Loma del Diablo) en Oax. y El Edén (Rincón del Diablo) en Chihuahua, Chih.

    Uno de importación: Siberia hay en Chis, Chih, EdoMex, Mich, NL, Sonora; hay varias en altitudes mayores a 2,300, que probablemente sean frías, pero llamarlas como aquella en Rusia es una exageración, sin duda.

    Para los niños, están El Trompo, El Rehilete, El Yoyo, La Matatena, El Tambor, La Trompeta, La Pelota.


   ¿Por qué se llamarán así El Desengaño e Ilusiones, Ver. o La Arrepentida, Chis.?

   Me despido con esta de Cereijido: «Una palabra cobra cierto significado por cualquiera de los usos, razones, derroteros y hasta malentendidos que le dan existencia» Y así es también con los nombres de los lugares: los topónimos.

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martes, 12 de marzo de 2013

¿Dónde nos buscamos?: Nuestra música y unas líneas sobre Arnulfo Romero

Bien había denunciado Henríquez-Ureña el «afán europeizante» -aquel que busca importar los modelos de Europa- de este Nuevo Continente en su serie de ensayos La Utopía de América (1925). Lo poco que ha cambiado esta situación desde entonces apenas nos sorprende, y no lo decimos a nivel de la gente, del pueblo creador, sino de los "intelectuales" que dicen representarnos ante el resto del orbe. Alfonso Reyes, otro ateneísta como Henríquez, condenó en su momento la «teoría centrípeta» de que «una patria se debe modelar por sus contornos y no nacer de sus propias entrañas». Hoy vuelvo a esta discusión, que ahora me provocó la lectura de América Latina en su Música, un libro editado por la UNESCO y Siglo XXI.
    Después de leer el prefacio, fui a navegar por el índice de nombres, como quien llega a una fiesta y primero busca a sus amigos. No estaba Lara (1897-1970). No estaba Tito Puente (1923-2000). No vi a Discépolo (1901-1951). Faltaron tantos... Me pregunté cómo habían podido obviar a Lara. Los que sí estaban eran los no-tan-latinoamericanos Xenakis, Alban Berg, Haubenstock, Penderecki, Sibelius... Más tarde llegaron y se fueron -esto es, en unas breves líneas- Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, Soledad Bravo y Chico Buarque. Creí que me había equivocado de fiesta, pero en las invitaciones decía claramente "América Latina". Y no es que no me gusten los contemporáneos europeos, solo que este era otro libro, otra fiesta, y no encontré a los anfitriones.
   Ya sabía como son nuestros preclaros, así que se me hizo normal, que en lugar de hablar de lo que anunciaba el libro, llenaran las líneas con nombres exóticos europeos. (Aquí basta saberse dos docenas de nombres con sky, berg, ausen, bert, ini o ensen para nombrarse intelectual). Uno de los 16 eruditos, con tinta del corazón, escribió:
   El Nuevo Mundo, por factores diversos [...] tuvo siempre gran dificultad en hacer que Europa reconociera sus valores musicales.
   Aunque mucho más difícil ha sido que se reconozcan esos mismos valores en la América Latina (¿Y Asia, y África, y Oceanía?). He de admitir que Alejo Carpentier en su participación dentro de este libro hizo valer la pena la compra. Los otros 15... como si sí como si no.
   Esa obsesiva búsqueda del reconocimiento europeo me trajo a la memoria un triste capítulo: Arnulfo Romero, durante una de tantas guerras salvadoreñas, a finales de los 70 fue al Vaticano, a pedir una audiencia con Juan Pablo II. Después de mendigar durante meses la visita el Papa lo recibió, fugazmente. Pero no lo quiso escuchar. En fin, más de 30 años después los salvadoreños están esperanzados en que reciba la canonización, por parte de aquellos que en el momento más amargo les negaron la atención. Rubén Blades, el cantante panameño, plasmó la historia de Monseñor Romero en su emotiva canción El padre Antonio y su monaguillo Andrés.


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sábado, 26 de enero de 2013

The close ties between literature and music in Latin America

The close ties between literature and music in Latin America. 




      Art is and remains as art, notwithstanding the boundaries our limited understanding gives to its different expressions. It can easily go through this frontiers back and forth, and artists happen to express others art -translating it- into their own, that's why Catacombae, Baba Yaga and the Door of Kiev went transformed from paintings by Hartmann to songs by Mussorgsky; that's why the impressionist movement gathered painters and musicians. Different arts may dwell, undetachable, on a same mind, as paint and poetry in the Orientals, like Xu Wei. In other instances, art impresses an artist in such a manner, that it impulses a statement of deep acknowledgement, like in Revuelta's Homenaje a García Lorca, beyond life and beyond words.
     In Latin America, with our endemic illiteracy (claimed exceptions are Cuba, Venezuela and the 19th century Paraguay), literature may not be the art of the people, but it has found a way through and into music, the spirit you really find in the streets, in the province, in fiesta and in mourning. We have an imperious need for rhythm. That's how our most important writers, such as Guillén, Benedetti, Neruda, García-Márquez, Pacheco, Cortázar, Galeano, Azuela and Storni among others, have inspired composers and musicians from salsa to rock, from Puerto Rico to Chile.
     Caribbean mulato poetry by Nicolás Guillén is so rhythmic that its transformation into music was just obvious; Sóngoro cosongo, a poem published in 1931, became a salsa major hit when Hector Lavoe made a brassy and sabrosa rendition within Fania Records. Pablo Milanés, countryman to Guillén, recorded Canción, also known as de qué callada manera, a very tropical love poem, which was played by Sonora Ponceña, in a very boricua flavored salsa arrangement by Papo Lucca.
      Toca madera, a poem by Uruguay's beloved Benedetti was recorded by Willie Colón, “el malo del bronx”, who arranged Joan Manuel Serrat's version of the poem into salsa, which lyrics approach superstition in the controlled modern world where we live.
      Las venas abiertas de América Latina, the book that Hugo Chávez gave as a present to Barack Obama, by Uruguayan Eduardo Galeano, inspired a homonym song from Argentina's Los Fabulosos Cadillacs, which combines a Santana kind latin rhythm with heavy metal and ska. The lyrics recall the devastating gold and silver rushes that Las venas documents among other injustices, and it seeks to awake the conscious of Latin Americans, repeating despierta aborigen throughout the song.
      The debut album of Café Tacuba, the whimsical Mexican folk music-Latin-rock band, included Las batallas, a song inspired by Las batallas en el desierto, the short novel written by José Emilio Pacheco. The book depicts a story of a kid who falls in love with a mature woman, in the mid 20th century Mexico City. Literature and music fall in a recursive relation within this case, since the first lines of Pedro Flores bolero Obsesión, are repeated all throughout the novel, as a written soundtrack... por alto que esté el cielo en el mundo.
      Los de abajo (translated as The underdogs) was the first novel about the Mexican revolution to gain worldwide attraction. Author Mariano Azuela made a full portrait of the life of a revolutionary group. The book denounces the little gains that the pueblo really got from the overall outcome of the fight. Its title was taken to name the most prominent Ska group from Mexico: Los de abajo, whose lyrics often protest against the inequalities of the Mexican regime, in consistency with the book that gave them name.
      Juan Luis Guerra studied some years of literature in college, before entering musical studies at Berklee College of Music in Boston. His lyrics are inhabited by beautiful and powerful metaphors, inspired by the astonishing beauty of the Dominican province, by the complexity of city life, the history of his country and, above all, the improbable features of love. His songs often borrow lines from writers, such as in Burbujas de amor, inspired by a fragment from Cortázar's Rayuela and Bachata rosa, which first verse borrowed from Neruda.
     Argentinian-Swiss poetess Alfonsina Storni's fate, poetical as her life, inspired Alfonsina y el mar, a emotional ballad by Félix Luna and Ariel Ramírez, sung by many of Latin Americas most transcending female voices, like Mercedes Sosa, Shakira and Tania Libertad.
     Pedro Aznar, the Argentinian rock-folk singer, recorded a complete album of 11 musicalized poems by Jorge Luis Borges, songs include Buenos Aires, Insomnio, Caja de Música and El Gaucho.
     Cien años de soledad, the masterpiece of Laureate writer Gabriel García Márquez, was as well represented in a song, called by the name of the mythical place where the novel occurs: Macondo, a cumbia-porro recorded by folk-protest artist Óscar Chávez and Dominican-Venezuelan Billo's Caracas Boys, among others.
     To get their work into music, Poets have taken the lead, in front of essayists and novelists. Aguamarina and Yo no lo sé de cierto are the most famous of the many poems Jaime Sabines wrote to be put into music; Eugenia Leon's versions of these were very popular among Mexican non-mainstreamers.  
     As Jorge Luis Borges would say, omissions are the first thing that is noticed in an anthology, and there are ought to be found many in the present, which only stands as a minimal token of how art inspires art in the new continent.
    Pictures: Holton Collegiate Trombone, #364620
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domingo, 6 de enero de 2013

El escenario, el público y JazzUV niños

El escenario, el público y JazzUV niños.

Ese movido en la foto es Jordi Albert.
   Los escenarios de los teatros son sitios entrañables. Poseen ese ambiente oscuro que los circunda, encandilados de reflectores, inmersos en el silencio delicado que prevalece atrás en los camerinos, sobre los telones suspendidos... Se abandonan las oscuras bambalinas a través de un estrecho umbral que conduce a las partituras. No es una trinchera el atril, por lo que lo ajusto lo más bajito que se pueda: para poder ver un poco más al público, hasta donde impida la vista la luz de los reflectores: entonces comienza la cuenta. Cuando la lectura no es muy demandante permite relajar la atención y escuchar el ensamble. Viene la agradable sensación, la ligera embriaguez que nos deja el aire que fluye desde los pulmones hasta la campana. Contamos compases. Entonces comienzan a construirse los momentos.
      Extrañaba estar en una big band, después de trancurrido un año de haberme separado de la Xalli (así también extraño estar tocando salsa en un bar atiborrado de gente, humo y sonido o en una tarima de un festival), así que acepté la invitación para el cuarto atril de los trombones (mucho aire) en una de las 3 big bands de la escuela de jazz de la Universidad Veracruzana. Tres canciones serían: birdland, ain't misbehavin' y royal welcome.
      Esa noche habitó el teatro un espíritu indulgente: JazzUV, ahora bajo la dirección del trompetista Jordi Albert, es una institución rejuvenecida. El jazz en Xalapa cada vez se está convirtiendo en una experiencia para todos, no sólo para las élites "intelectuales" y psicodélicas que piden Take five o para los que saben la progresión de Giant steps en los 12 tonos; el jazz -la música- no exige entendimiento para disfrutar: muchos escuchan canciones en inglés (o el gangnam style en coreano) sin entender una palabra; entonces no será raro que se otros se puedan deleitar con sustitutos tritonales, escalas aumentadas y compases compuestos.
JazzUV niños.
   Al final, las estrellas más brillantes de esa noche, el grupo de JazzUV niños, cantaron Blue Monk y Bourbon Street, con letras infantiles en español creadas por y para el programa, y nos demostraron que la música es también un juego, muy divertido, muy bello y, sin duda, persistente en la memoria de quienes lo jugamos (recordemos aquella desventaja idiomática del español, que decimos tocar, en lugar de jugar un instrumento, como ocurre en otros idiomas -play, jouer, spielen). 
     

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